martes, 27 de diciembre de 2011

Callejero de 1841 de Pozoblanco


Este articulo, firmado por D. Ernesto García Rodríguez, apareció publicado por primera vez en el semanario liberal demócrata “La Defensa” editado por el Circulo Liberal de Pozoblanco, el 18 de mayo de 1921, y que por su especial interés reproducimos integro. Se ha respetado, por supuesto, la sintaxis y la ortografía del original, y recomendamos al lector, si este nos lo permite, que extreme su atención  al leer el acta de Sesión del 27 de junio de 1841, ya que los comentarios y razones que se aducen para cambiar los nombres del callejero son de los más ocurrentes.




 AL  AYUNTAMIENTO  DE  POZOBLANCO

            Ernesto García Rodríguez, vecino de esta villa, mayor de edad, de profesión Maestro Nacional, con cédula  personal que se exhibe ante V.S. con el mayor respeto expone: Que compete a los directores políticos de los pueblos, el ejercicio de una noble función de paidología social cual es, el cuidar del carácter típico, del alma colectiva de la población tanto como de su fisonomía urbana. Y es un aspecto de este doble carácter que revela el grado cultural de un pueblo y el de sus directores, el que denotan los nombre de sus calles y plazas que dicen mucho de la psicología de la población y también expresan el concepto y atención que en ella merece la estética.
            Pozoblanco, que es una de las poblaciones más limpias y más bellas de Andalucía, ostenta entre los rótulos de sus calles, algunos, a modo de joyas de tocado romántico de las graciosas hijas del Betis, guapas y cristianas, delicadas y valientes, majas y patriotas; quizá tenga nuestra población rudezas campesinas, pero en su plaza, sobre su pecho de hembra mística y guapa, luce pasionaria al lado de “Jesús” el medallón  del que en su política fue amor de novio, “Canalejas” … no lejos del recuerdo del padre querido de Pozoblanco, bienhechor incasable y prodigo “Antonio Barroso”
            Y en contraste absurdo con estos nombres, con la legendaria democracia y exaltado patriotismo, no ostenta rótulos que canten proezas y ensalcen los caudillos que las realizaran; ni siquiera las de aquello de sus hijos preclaros, que al vez que enaltecieron nuestra villa, honraron con sus nombres nuestra historia. Páginas que serian emuladoras y que debiéramos escribir nosotros para que fueran timbres gloriosos de que blasonaran nuestros hijos, cuando el primer concepto de patria, estremeciera sus corazones.
            Los más grotescos y absurdos denominativos rezan las lapidas de nuestras calles ¡Romo!... ¡Cadenas!... ¡Hilandos!... Un treinta por ciento de sus calles, llevan nombres de  santoral, y de las que están rotuladas con apellidos, un treinta y cinco por ciento de ellos, son ignotos. Y causa estupor que las pasiones políticas de los hombres del siglo XIX, tan románticos patriotas, retorcieran de tal modo su sentido moral, que no dudaran unos en consagrar su labor a destruir la de sus adversarios políticos. A esta aberración ética, debemos el vulgar nomenclátor de nuestras calles que tan poco favorece el concepto que debiéramos merecer; esta pasión baja,  es causa de que no haya prevalecido a través de la ultima centuria el callejero de Pozoblanco que tan elevados pensamientos lo inspiraron; a esta pasioncilla burda se debe el nombre  que  el  nombre de “Mesón” borrara el de “Sepúlveda Gallardo”, el patricio insigne de 1808, Capitán de las Milicias Urbanas en la Guerra de la Independencia; Capitán también, de la Milicia Nacional; Director de la Ilustre Sociedad económica de Amigos del País en los Pedroches; Presidente de las Diputaciones de vecinos de las siete villas, y acreedor por otros muchos meritos a que su nombre perdurara, lapidario, a través de los siglos, como símbolo del reconocimiento y blasón de honor para nosotros.
            A esa moral, torticera y obscurantista, se debe el que la calle de los mercaderes ostente irónica el Santo Nombre de Jesús…  prolongándose hasta la antigua plaza de Alcón, cuyo nombre borró. Nombre glorioso también, que siempre será aureola del martirio que sufrió aquel heroico  y bravo patriota que dio su vida por su patria y por su honor
            También Díaz Morales, el patricio de 1822, Diputado a Cortes, Teniente Coronel de Artillería, prisionero de los facciosos Cabrera y Gómez en 1836, defensor, no solo de s u pueblo contra los Carlistas, sino celoso paladín de los intereses de las siete villas en asunto tan trascendental como la delimitación de su termino territorial; tamben este ilustre nombre se hunde en le olvido, bajo el asomo de piedad y devoción que le da nombre a la calle de Santa Ana.
            El negro manto de las villanas pasiones políticas, de bandería, ahoga el grito de Patria de nuestros abuelos ante la invasión francesa, y acalla el canto bravo que nuestros padres entonaron viriles en defensa de la Libertad.
            Buena prueba de nuestras afirmaciones es el acta de la Sesión que nuestro Ilustre Ayuntamiento celebraba en 27 de junio de 1841, que a continuación copiamos en lo que se relaciona con esta exposición:

 Sesión del día 27 de junio de 1841

         Se dio lectura por la Comisión nombrada al efecto, de los nombres que convendría poner a las calles y plazas públicas y después de haberse  discutido detenidamente, se acordó por unanimidad quedasen en los términos siguientes:

Primera: La calle de la Fuente, primera del padrón, no habiendo motivo para variarla, quedó con el mismo nombre. Igualmente quedó con el antiguo la calle Santa Marta, segunda de dicho padrón.
Tercera. La tercera que se conocía con el nombre de Rivera, nombre impropio por estar en lo más alto de la población, quedó con el nombre de Carrera de Madrid, calle de Pedroche, en razón a ser salida para tomar el camino de la Corte y el de la antigua villa de Pedroche.
         Cuarta. Desconocido el origen de la cuarta calle, llamada de “Pedrajas” se le puso el nombre de “Calle de Oriente” en virtud a estar situada en el ángulo oriental de la población
         Quinta. Calle de Villanueva, por la salida para dicho punto, fue el nombre que se adoptó por la que antes se llamaba Crucijada.
         Sexta. Calle de Madrid, se puso a la que antes se llamaba Andrés Peralbo, por desconocerse este orijen.
Séptima. A la que antes se denominaba calle Real, subdivididas ridículamente en primera y segunda respectivamente sus aceras, se le adoptó el nombre de la calle Constitución.
         Octava. La calleja del Toro quedó con el mismo nombre.
         Novena. La conocida antes con el de Gutiérrez, cuyo orijen es desconocido, de le denominó “de las Olivas” en virtud a terminar en el huerto del mismo nombre
Décima. La calle de Risquillo, se le dejó con el nombre antiguo segregándole otras dos callejas que se expresan, porque abusivamente se comprendían en la del Risquillo.
         Oncena. Calleja de Díaz Morales a la antigua de Martín Redondo, vulgo también Risquillo , en justo tributo y gratitud al patriota ex diputado a Cortes en 1822 y ex diputado provincial  y suplente en la actualidad, de este partido D. Francisco Díaz Morales, Teniente Coronel de Artillería de la ciudad de Córdoba, por el interés y esmerado celo con que ha defendido en todo tiempo los derechos de esta población, reanimándola después de la fatal desgracia de la Garganta, así como por lo que actualmente está trabajando en la cesión de los terrenos situado en el termino de Obejo y en los limite de esta provincia con Ciudad Real. Habiéndose elegido dar su nombre a esta y no otra calle, porque en ella estuvo prisionero por la facción de Cabrera y Gómez en 1836.
         Duodécima. Calleja de la Sacristía, por formar parte una de sus aceras a la que también se daba individualmente el nombre de Risquillo.
         Decimotercera. Plaza de la Iglesia, por estar contigua a la Parroquia en vez de Risquillo que también tenía individualmente.
         Decimacuarta. Calle de San Gregorio, antiguo nombre que tenía, suprimido el de Egido que se daba al arrabal o cuesta de dicha calle.
         Decimaquinta. A la calle conocida con el nombre de Iglesia se le fijó el de la calle de Beneficencia, en razón a contener los piadosos establecimientos de Maternidad y Niños Expósitos, y el Hospital de curación de enfermos pobres con la advocación de Jesús Nazareno.
         Decimasexta. Calle del Ocaso, en virtud a esta situad al occidente de la poblaron y terminar en el cementerio, siendo por los dos conceptos el punto por donde se eclipsan o desaparecen el astro vivificado y la vida de estos naturales.
         Decimaséptima. Calle de Sepulveda. A la que lleva el nombre de Mesón, para testimoniar la buena memoria de D. Fernando de Sepúlveda conforme se acordó en sesión de 25 de noviembre de 1840 y se extendió en acta que obra en el Libro Capitular de dicho año.
         Decimaoctava. Calle Alcón, a la que se había denominado de Jesús en recordación del ilustre Magistrado D. Rafael Alcón Mendoza por las justas razones que se expresan en acta de 25 de noviembre de 1840 en que se acordó dar este nombre a otra calle y poner una inscripción en el dintel de la casa que habitó.
         Decimanovena. Plaza de la Libertad, a la plaza publica de la Villa.
20ª Calle de la Independencia, para hacer amable este nombre y en razón a que en ella habitan también Ciudadanos que han prestado eminentes servicios por la independencia de la Patria y a quienes en parte se debe la regeneración en la Administración y política de este país; en especial, en el pronunciamiento de noviembre ultimo sustituyendo con tan hermoso nombre los de Calle del Vicario D. Francisco Redondo y de Plaza Segunda que ha tenido en varias épocas.
         21ª Calle del Castillejo, el mismo que tenía.

         22ª Calle de Córdoba, a la que había tenido el nombre de Cantarranas, volviéndose a su primitivo más oportuno por se la salida par la capital de esta provincia
         23ª Entre Castillejo y calle de Córdoba circulan varias callejas del local del Posito a quienes se les ha dado este nombre, denominándolas Callejas del Posito, que antiguamente se conocían por los nombres de  Mesón, Castillejo y Chivo.
         24ª Ramblilla, a la que se conocía con el nombre de Jambrilla.
         25ª Calle de San Bartolomé, que conducía a la Ermita de este Apóstol y llevaba el desconocido nombre de Juan Torrico.
         26ª Plazuela de Consolación, a la que se conocía con el nombre de Pozo Viejo.
         27ª Calle Ancha, el mismo nombre con que se ha conocido.
         28ª Calle del Tejas, antiguo nombre que siempre ha tenido.
         29ª Calle Meridional o del Sol, por estar situada al Sur de esta población, a que indebidamente se ha llamado calle Nueva.
         30ª Calle del Progreso, en razón al declive que tiene y a que como en política, se necesita ir progresando en su subida hasta llegar a la planicie del campo libre, sustituyendo su antiguo nombre de Cuesta de Romo.
         31ª Calle Tinte, antiguo nombre que ha tenido en razón al primero que hubo en esta población donde se teñían las balletas y paños de esta fabrica.
32ª Carretera de Granada, calle de Montoro, por ser la que conduce al camino de dichos puntos sustituyendo a los nombres de cale Arévalos desconocido en su origen y de Portería mas desconocido aun por ser nombre de Convento, cuando afortunadamente no ha existido ninguno en esta población.
         33ª Calle de San Sebastián. Por conducir a la Ermita de este Santo, por cuyo nombre se conocía.
         34ª Calle de Santa Rita, que guía a la ermita de esta Santa, desterrando el ridículo  e inconcebible nombre de Filandro
         35ª Calle del Cerro, nombre antiguo que tenía
36ª Calle del Cronista, que sustituye al nombre de Empredada que indebidamente tenía, en razón de haber existido en dicha calle la magnifica casa que se construyó el Doctor  Don Juan Gines de Sepúlveda, Cronista del Emperador Carlos V, escritor, filólogo e historiador del siglo XVI, natural de esta villa y uno de los hijos de los que dan más lustre y prez a esta población, en cuya calle y casa habitó este ilustre varón y en cuya buena memoria se le dedica poniéndole su nombre
         37ª Plaza de la Alhóndiga, el mismo que antes tenía.
         38ª Calle de Conquista, en razón de ser la salida para dicho punto sustituyendo los nombres de Bautista y Morconcillo que antes tenían.
         39ª Calle del Triunfo, en virtud del que se ha conseguido en su reedificacion haciendo desaparecer los barrancos y tenebrosidades que tenía y anulando el nombre de Barranco que llevaba.
         40ª Calle Peñascal, el mismo que tenía por los grandes y enormísimos peñascos que en ella existen.
         41ª Calle Peninsular, por estar situada entre dos grandes arroyos que atraviesan la población, comunicable por dos pequeños puentes suprimiendo el de Espajarejo y calle de Herreros que se le puso en la moderna construcción.
         42ª Calle Cuartelejo, el mismo que antiguamente tenía.
         43ª Callejón del Cristo, que antiguamente tuvo el que hasta ahora se había considerado calle Real segunda.
         44ª Calleja Central, por estar construida en el centro de la población y entre las dos principales calle de ella, en lugar de su antiguo nombre de calle Nieto y del último que tuvo de calle Real segunda.
         45ª Entre la calle Cronista y la Carrera de Granada se ha formado una nueva calle a que se le ha puesto el nombre de calle Salud suprimiendo el de Escorralejos que antiguamente tuvo el cenagoso transito de aquel callejón.
         Cuyo nomenclátor propuesto  por la Comisión nombrada al efecto en su sesión del 20 del actual, fue aprobado por el Ayuntamiento, mandando se pongan los nuevos nombres en las calles, formando numeración correlativa de ellas, y poniéndose en el acta de este día con toda expresión de los nombre nuevos y antiguos para evitar en todo tiempo  cualquier duda que pueda ocurrir en escrituras y otros documentos que hicieran referencia a fincas de las calles.
 Por todo lo cual al digno Ayuntamiento de Pozoblanco
            Suplica: Que se nombre una comisión que en plazo breve   revise   el   nomenclátor   de   las   calle   de   esta  villa confirmando en lo que sea conveniente los nombres que ostentaban en 1841, en relación con el acuerdo municipal de 25 de noviembre de 1840.
            2º Que en atención a la meritísima labor que como representante en Cortes y protector de los intereses generales de nuestra comarca realiza, simpático y dignísimo, el Excmo. Sr. D. Eugenio Barroso y Sánchez Guerra, se denomine con su nombre y primer apellido una de las principales vías de esta población, cuyos rótulos se costeen por suscripción publica; y se festeje el acto de ser descubiertos, en forma que se haga muy ostensible la gratitud y cariño de este pueblo, por su digno representante y bienhechor.
            3º Que a la calleja de Nieto cuya denominación es tan poco expresiva se le nombre A. Félix Muñoz, en recordación del gran patriota y honrado político D. Antonio Félix Muñoz y García; cuyos rótulos se presta a costear de su cuenta, el integro Concejal de nuestro Ayuntamiento D. Mateo Dueñas Calero.
            4º Que a la calle de San Antonio  se le sustituya este nombre por el de “Rafael Moreno”, en recuero de aquel  gran hombre de extraordinario genio político con el que nuestro pueblo se haya en deuda de gratitud, porque en su generosidad con el necesitado fue pródigo y desde la Presidencia de la Diputación Provincial fue siempre amparo seguro de todos los hijos de esta población que necesitaron algo en relación con los organismos oficiales; concediendo el que subscribe el honor de costear la rotulación de esta calle.  
 5º Que se confirme la denominación de “Andrés Peralbo” a la calle de este nombre, de origen desconocido, en memoria del que fue dignísimo y bondadoso Senador del Reino y Jefe del partido Liberal Demócrata de esta villa D. Andrés Peralbo Quirós, que rigió los destinos políticos de nuestro pueblo, con el mayor acierto, engrandeciéndolo, honrándolo y protegiéndolo de consuno con aquel espíritu noble , generoso, grande y bueno, timbre glorioso del apellido Barroso que en el corazón de los vecinos de Pozoblanco vive como reliquia santa, al lado del recuerdo venerado que tenemos de nuestros padres, cubierto de flores de cariño  y de ofrendas de gratitud. Reservándole el honor de costear la rotulación de esta calle a su ilustre hijo nuestro querido ex diputado a Cortes,  Excmo. Sr. D. Andrés Peralbo Cañuelo.
            6º Que se reconstituya  en mármol por cuenta del Municipio de Pozoblanco, la inscripción que en el dintel de la casa número 18 de la calle Jesús recordaba la proeza del más distinguido de nuestros patricios, D. Rafael Alcón y Mendoza, Mártir de la Libertad que dio gloriosamente su vida, por su Patria y por su honor.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Piedra y Cal visita Carmona

 El pasado sábado 26 de Noviembre de 2011, socios y amigos de nuestra asociación nos desplazamos en visita cultural a la ciudad sevillana de Carmona. 


Allí, conducidos y aleccionados por nuestra simpática guía María Ángeles pasamos una jornada muy agradable visitando los siguientes lugares de interés: 


Alcázar Puerta de Sevilla 
Este Alcázar se erige sobre la Puerta de Sevilla, formando así un complejo defensivo casi inexpugnable.
  
Sufrió durante los siglos XIV y XV importantes cambios. Fue restaurado entre 1973 y 1975.  Posee varios elementos a destacar como son la Torre de Homenaje que llega hasta la altura del patio y conserva intactos los sillares almohadillados. La Torre del Oro desde donde se puede disfrutar de una bonita panorámica de Carmona, varios salones y el Patio de los Aljibes llamado así porque en el centro del patio hay un aljibe excavado en la roca con seis lumbreras alrededor.  



 Museo de la Ciudad. 
El Museo y Centro de Interpretación de la Ciudad de Carmona se encuentra hoy instalado en un antiguo palacio del siglo XVI: la Casa del Marqués de las Torres. 
En este recinto pudimos conocer de forma grafica la evolución histórica, desde el neolítico y Calcolítico hasta el siglo XX, la historia de la ciudad. 

 Plaza Mercado Abastos 
En el solar donde se encuentra el mercado existió un monasterio de Dominicas, bajo la advocación de Santa Catalina. Se creó a finales del siglo XVI y se exclaustró el 27 de abril de 1837. 
El actual mercado de abastos es una obra de Ramón del Toro realizada en 1842 a modo de las plazas mayores castellanas con pórticos y lonjas para los puestos, de estilo neoclásico, pese a que un tramo de sus crujías corresponda al antiguo claustro conventual. 


Iglesia Prioral de Santa María 
La Prioral de Santa María, máximo exponente de la arquitectura religiosa de Carmona, mezcla distintos estilos arquitectónicos. Construido sobre los restos de la Antigua Mezquita Mayor de la ciudad, de la que se mantiene el Patio de las Abluciones (llamado “Patio de los Naranjos”), conserva un rico patrimonio en su interior. 





 Convento de Santa Clara 
Convento de clausura de monjas franciscanas clarisas. Fundado por Bula Pontificia en 1460 y protegido por la Duquesa de Arcos, Doña Beatriz Pacheco.  
Debido a la lentitud de su construcción abarca varios estilos. 
El templo se comunica con el exterior por medio de dos portadas similares, entre las que se encuentra, metida en una hornacina, una escultura de Santa Clara.  
La iglesia sigue el modelo conventual sevillano, de estilo mudéjar. Su torre-mirador es del siglo XVIII. 

 Puerta de Córdoba 
Tuvo Carmona, en época romana, cuatro puertas que permitían la comunicación de la ciudad amurallada con el exterior. De ellas sólo permanecen dos: la de Sevilla y la de Córdoba, debido a las numerosas y decisivas batallas ocurridas en nuestra tierra con el paso de la historia.  
En el urbanismo romano estas dos puertas principales se conectaban por el "cardo máximo", constituyendo el principal eje viario de la ciudad.  
En la Puerta de Córdoba podemos apreciar las huellas de las diferentes culturas que en nuestra ciudad se han establecido con el paso de la historia.  


 Alcázar del Rey Don Pedro 
Situado al oeste del recinto amurallado y en el punto más alto de Carmona. Pedro I lo hizo restaurar en el S. XIII y lo convirtió en uno de sus palacios favoritos. Se accede a él por un gran arco de herradura apuntado.  
El terremoto de 1755 le afectó mucho y desde entonces la ruina ha sido progresiva.  
Las ruinas de este Alcázar rodean en la actualidad al Parador Nacional de Turismo, establecimiento dónde, después de tomar un café (los que pudieron) dimos por finalizada la visita 

jueves, 1 de diciembre de 2011

María Teresa expone en Córdoba


 La artista y vicepresidenta de nuestra Asociación Piedra y Cal,  María Teresa León Gómez expone del 2 de diciembre al 8 de enero de 2012 en Distrito Bar de Córdoba, una muestra de sus trabajos. Se trata de una colección de acuarelas un paseo por la obra de esta maestra de la acuarela que pasa desde los paisajes de una marisma tranquila a su Córdoba natal.

En esta muestra el espectador podrá encontrar todo el encanto del casco viejo cordobés y los principales pueblos del Valle de los Pedroches que la vieron nacer como persona y artista.


Enhorabuena, te deseamos lo mejor.

Más de cómo llegar  aquí

martes, 8 de noviembre de 2011

LAS MISTERIOSAS VENTANAS BAJAS DEL TESTERO DE LA PARROQUIA DE SANTA CATALINA DE POZOBLANCO

   No son pocos los que al pasar por la Iglesia de Santa Catalina, por su fachada a la calle Maestro D. Camilo, quedan perplejos ante las ventanas exageradamente bajas y sin función aparente alguna, que fueron descubiertas recientemente, recuperándose su imagen, que enmarcada por cuatro hermosas piedras de granito completan la fachada en esta zona del edificio.

            Hay quien piensa que estas ventanas pudieron pertenecer a una cripta que existiera en la Parroquia de Santa Catalina: No es muy probable. He tenido ocasión de estudiar detalladamente la práctica totalidad de documentación que existe sobre los distintos edificios que, con el transcurrir del tiempo, se han ido construyendo, hasta terminar en el que conocemos y nunca he encontrado la más mínima referencia a una cripta. Otros piensan que se emplearon como entrada a un refugio de la guerra civil. Tampoco es demasiado probable, pues esas ventanas, con unas dimensiones de 0,70 x 0,90 metros, son demasiado pequeñas para la entrada de personas, máxime cuando ese acceso debe hacerse atropelladamente, como se hacia cuando se buscaba rápido refugio. En fin, cada cual da una opinión personal sobre la utilidad que tuvieron y del porqué de disponer las mencionadas ventanas en esa zona concreta. Sin embargo, el motivo de practicar estos huecos en la fachada del templo es muy distinto a los que se conjeturan y puede sorprendernos bastante en los tiempos que ahora corren.


Desde un principio y a raíz del primer edificio que se construyó en la villa de Pozoblanco para ser usado como Parroquia, con advocación a Santa Catalina de Alejandría –que con este han sido tres-, al tiempo que se utilizaba para los cultos litúrgicos, se empleaba como cementerio (también se usó el huerto del Hospital de Jesús Nazareno como cementerio de los pobres que morían en él); de tal forma que en épocas de peste y calamidades era casi imposible visitar la Iglesia por el hedor nauseabundo que exhalaban los sepulcros, dada la poca ventilación que en ella existía. Aunque la Iglesia estaba dotada de ventanas, estas hacían más la función de iluminación que de ventilación, pues estaban situadas tan altas que era imposible un acceso directo y cómodo para abrirlas y ventilar la nave de la Iglesia.


      Ante ésta situación, el día 18 de septiembre del año1786, en el Ayuntamiento de la villa de Pozoblanco, se reúne el Cabildo para  tratar  y acodar  varios particulares, siendo uno de ellos el tema de los enterramientos; que dice así: “… El sor. Corregidor. Dixo: qe estimulado de su obligación con deseo de la publica salud, y beneficio de este común por lo afligido qe este se haya con los muchos enfermos qe han padecido y padecen la falta de aquella  muchas muertes y ser única la Parroquia pa enterramito de cadáveres, tubo por conveniente representar al Ylmo. De Córdova la situación de este vecindario, el mal olor qe el continuo rompimto de sepulturas causaba en la Iglesia, y los riesgos que los vecinos podrían sufrir frecuentándola en el uso de sacramentos y demás, proponiendo la proporción y capacidad del sitio qe ocupa la Capilla Mayor o Crucero de la nueva fabrica qe se principio pa aumento de esta Iglesia que se halla detenida, y aunqe contigua a la que sirve con entera separación que impida conseguir el fin de la salud publica qe se aventura de continuarse los enterramitos...”
    Quedaba pues saturada de sepulturas la antigua nave de la Iglesia mientras las epidemias hacían estragos en la población y la única gran superficie libre de que se disponía se encontraba en fase de ejecución de las obras del Crucero y la Capilla Mayor; obras cuya duración se dilataba más y más años. De ahí que no quedase más remedio que usar la zona de obras para continuar los enterramientos.
    Sobre el asunto el Sr. Obispo manda una misiva al Cabildo del Ayuntamiento, (la misma que le fue manifestada al Sr. Vicario de la Parroquia) en la cual da su visto bueno para que dicho terreno –que se encontraba  en obras, como hemos dicho- sea usado para enterramientos, como podemos saber por el documento de fecha 18-diciembre-1786, que escribe el Sr. Vicario a S.I. el Sr. Obispo de Córdoba:
     “... Pongo en su consideración, que aviendo intervenido parte del Ayuntamiento de esta villa, y su Procurador General Sindico; el Caballero Corregidor de esta, y las demás Villas de estos Pedroches, me manifestó carta de V.S.I. de 10 de diciembre, del presente año en la que me dava la facultad para bendecir con arreglo a el Ritual Romano la nueva Cappilla mayor, que esta medio construida en la Parrochial, y enterrar en ella los cadáveres, por estar la Iglesia ocupada con tantos, como ha avido en este, y anterior año con la epidemia que se ha experimentado en ambos vista por mi (...) en este supuesto se dispuso el referido sitio, lo bendixe, y se están enterrando los cadáveres en el, y ia no se experimenta en la Iglesia el mal olor, que exalavan los sepulcros”.


      Después de retirar los materiales de la obra del Crucero, preparar, distribuir  y ordenar las sepulturas, bendecidos los terrenos con  arreglo  al   Ritual Romano,   el día   24  de este mismo mes se hace el primer enterramiento. De esta manera quedaban habilitados los terrenos de la obra nueva del Crucero, como cementerio de la villa.
      Si nos retrotraemos catorce años antes de que todo esto ocurriese, veremos que los señores Maestros Arquitectos Bartolomé Cabrera y Cayetano de Torres Cabrera –tarugos de pies a cabeza y redactores del segundo proyecto de ampliación de la Iglesia, que comprendía la Capilla Mayor y el Crucero-,  conocedores, por estar viviéndolo directamente, de lo que pasaba en la Parroquia de su villa, ya prevén todos estos inconvenientes para un futuro.
     1º. - Proyectan y construyen  en el lado más favorable del Crucero  -en la única parte que da al sur y al espacio público abierto, pues las demás partes del Crucero  lindaban con fincas de particulares –unas ventanas de aireación; enlazarían éstas con unos conductos que se construirían de fábrica de mampostería, al uso de aquellos tiempos, dispuestos subterráneos y paralelos a las paredes, en las zonas donde no se colocara zócalo de granito y también bajo los peldaños primeros de los altares –mayor y colaterales-, donde se abrirían unos pequeños huecos que posteriormente se cubrirían con unos pequeños cercos de madera y con una celosía muy cerrada también de madera. La misión de toda esta obra era que de manera continuada, durante el día y la noche, el aire fresco estuviese circulando  por toda la Iglesia.   
    Al estar las ventanas más altas que el piso de la Iglesia, los conductos que iban por el muro, se realizaban muy inclinados, casi verticales, buscando el subsuelo y ocupando lo que es el grueso del muro –como se ha podido comprobar cuando se ha descubierto  hace unos años-, donde al llegar al plano horizontal, debajo de la solería, se enlazarían con los conductos antes mencionados. Estas ventanas carecían de carpintería por ser de ventilación. Para que no entrasen animales, ni mayores ni de menor tamaño, estaban provistas de unas gruesas barras de hierro empotradas en la piedra, en posición horizontal; y detrás de éstas una red metálica de malla pequeñas que es la manera en que aparecieron  cuando se descubrieron.
    2º. - Como puede comprobarse ahora mismo, cuando se construyeron las bóvedas de la Iglesia, dejaron en ellas unas chimeneas o chupones  para desalojar el aire viciado, caliente y de olor nauseabundo que dejaban los enterramientos y desenhetramientos continuos en la Iglesia.
     En las bóvedas por aristas del norte y sur del crucero se dispusieron cuatro chupones en cada una de ellas. Estas chimeneas comunican con el exterior por el tejado, mediante una teja especial abierta para que el aire circule continuamente. En la bóveda vaída que cubre el Altar Mayor, hacen exactamente igual que en las anteriores. Hoy día estos elementos de ventilación se encuentran en disposición de realizar la labor para la que fueron construidos, pues cuando se realizó la última reforma  de la cubierta, en el año 1996, se dejaron funcionando correctamente.
     Sin embargo, en la cúpula o media naranja, se construyeron ocho chimeneas que en su día se taponaron y continúan cegadas, quedando eliminada su función ventilatoria.
    De todas maneras, como la población es cada día más sensible a la cuestión higiénica y el enterramiento de cadáveres es algo bastante contrario a ella, en el año 1808, el Ayuntamiento construye un cementerio, que sería el primero propiamente dicho que se dispondría con esta única misión. Lo sitúan en la zona oeste de la villa, cuando la obra del Crucero no estaba aún terminada y le quedaban algo así como cinco años para concluirse.
     En el año 1810 se determina hacer la monda (desenterrado y traslado de restos mortales desde el lugar donde primeramente fueron inhumados a otro lugar distinto donde reposar) de la Iglesia y que las osamentas sean enterradas en un patio cerrado del Hospital de Jesús Nazareno, como comprobamos en un documento de fecha 29 de septiembre de 1810:
     “... El entierro de huesos de que tengo presentado memorial a V.S.I. se ha determinado abrir el hoio en otro sitio mas decente que la calle, qual es un patio cerrado que se halla en el Hospital de Jesús Nazareno, en el que hasta que ha habido cementerio fuera del Pueblo se han enterrado los pobres que han muerto en dicho Hospital, todo lo que aviso a V.S.I. para su gobierno...”
    Por estos motivos, puesto que en la Iglesia no se volverían a realizar más enterramientos, los conductos no llegarían a terminarse y las ventanas fueron tapiadas y enfoscadas, por lo que durante muchos años no hemos tenido conocimiento de su existencia. Fue en las obras mencionadas, realizadas entre los años 1996-1998, cuando fueron descubiertas y limpiadas sus piedras.
   
 Con estos pequeños detalles aportados, creo que hemos aclarado el motivo por el que fueron construidas las tan mencionadas ventanas, que curiosamente no llegarían a ejercer su cometido y que tantas cábalas han provocado entre los parroquianos.


Bonifacio de Torres Fernández

miércoles, 26 de octubre de 2011

COMENTARIOS DE ANDAR Y VER. ¿Tiene patrimonio Pozoblanco?


         Cualquier viajero o turista que nos visite, vendrá con su retina cargada de monumentos importantes, y los nuestros, escasos y de poco valor histórico, no le llamarán la atención.
           
Si entendemos por patrimonio lo que tradicionalmente se ha considerado, o sea, ese conjunto de monumentos arquitectónicos, documentos históricos y vestigios arqueológicos, es cierto que Pozoblanco tiene poco que ofrecer; sobre todo de lo primero, ya que de los últimos, que sí los tiene, carecen de ese atractivo turístico inmediato, y se quedan para los estudiosos y especialistas.
           
Pero lo que se entiende actualmente por patrimonio es algo más amplio. Además de lo anterior, patrimonio es también el conjunto de peculiaridades que definen una comarca como diferente, y que van desde una manera de hablar determinada, hasta la forma de condimentar un plato, pasando por todo un conjunto de manifestaciones folklóricas.




Considerando esto: ¿no es acaso patrimonio, la típica vivienda local, o una molina de aceite de antigua técnica de prensado y decantación, o las antiquísimas representaciones teatrales llamadas “coloquios”, o ese gran elenco de canciones populares recuperadas del olvido por el grupo folk, Aliara?
           
Al posible visitante que venga a descansar o a conocer nuestra tierra, tenemos que ofrecerle lo que nos diferencia de otras zonas, como por ejemplo, la gastronomía, el paisaje, la arquitectura

popular, etc. Esto tenemos que cuidarlo y potenciarlo, ya que es el turismo rural  la mejor bandeja para ofrecerlo.
           
Desde este blog, recién comenzado, la asociación Piedra y Cal quiere animar a la administración para que mejore y facilite el acceso  por carretera hacia la parte del olivar, donde se concentran la mayor parte de las viviendas rurales.

También quiere animar a los propietarios de cortijos y casas de campo (que por suerte son muchas) a que cuando tengan que rehabilitar sus viviendas, tanto para ellos, como para el turista, lo hagan teniendo en cuenta esos cuantos elementos sencillos que se han usado siempre (paredes blancas, teja roja, piedra vista, rejas de forja, etc.) y que los maestros albañiles de aquí saben emplear correctamente, sin necesidad de ninguna oficina de supervisión de estilos, que excluya elementos foráneos o excesivamente chocantes. (Pero algún que otro adefesio se ve, dando una nota extravagante y pretenciosa en la sencillez del paisaje)
           
Si los dueños son los primeros interesados en hacer esto, serán los primeros beneficiados, ya que el turismo rural demanda ciertas dosis de estética.
           
Por tanto coincidimos con la idea de la historiadora cordobesa Virginia Luque: “Hay que tener conciencia de que el patrimonio es desarrollo”. Esto, aplicado a Pozoblanco, nos permite ofrecer lo que tenemos de peculiar  para compensar la escasez monumental.
Bonifacio Tejedor Herrero

lunes, 17 de octubre de 2011

¡Que vienen los húngaros!

¡Que vienen los húngaros! De zíngaros, gitanos y romaníes.
Texto de José Luis González Peralbo


 Antaño, cuando había más estima hacia las cosas sencillas y las distracciones existentes eran inocentes a la par que asombrosas, a nuestros antepasados les resultaba familiar la llegada a la población de grupos de gitanos foráneos, imagen y símbolo pintoresco de un pueblo estigmatizado y temido pero cuyo modo de vida constituía un espectáculo fascinante para todos los vecinos.


En el terreno del espectáculo se ha asociado a gitanos y zíngaros con el circo y los espectáculos callejeros ambulantes porque algunos de ellos –los más humildes y pobres- se especializaron muy pronto en el adiestramiento y exhibición de animales tales como osos, monos y cabras, que le servían de pretexto para ganarse la vida o simplemente para sobrevivir. Se conocen exhibidores de osos desde el siglo XII en Turquía y más tarde en los Balcanes; recibían el nombre de ursari.



 La estampa de los gitanos recorriendo las calles de Pozoblanco es una imagen que aún recuerdan perfectamente nuestros mayores y las fuentes documentales. Hace siglos su presencia era más bien esporádica y no resultaba extraño que se convirtieran en huéspedes obligados de la cárcel del concejo, bien por cuentas tenidas con la justicia a su paso por estas tierras o bien como parada momentánea de su tránsito y traslado hacia otras prisiones o bien hacia destinos tan poco apetecibles como las minas de Almadén o las galeras de Su Majestad.


En fechas más cercanas su aparición iba unida a la venta y reparación ambulante o bien a ciertos espectáculos callejeros.


¡Que vienen los húngaros! exclamaba la gente con una mezcla de prevención y alegría ante su presencia. Y es que a la desconfianza secular hacia ellos se añadía la esperanza de poder asistir a un entretenimiento original y poco frecuente. No obstante, los vecinos más experimentados asociaban su llegada a futuras e inevitables dificultades económicas: ¡Mal año!, era una expresión habitual de la paisanos ante la visión de los húngaros.


Cuando llegaban a una población –como es el caso de Pozoblanco- en sus carretas desvencijadas, estos personajes bohemios acampaban en las afueras, en tiendas astrosas, bajo un puente o a la sombra de los árboles según la estación del año. Los más pudientes eran dueños de tartanas o carretas muy vistosas, llenas de coloridos adornos, incluidos visillos y encajes. Solían acampar en la salida de la villa, justo donde comienza el camino antiguo de Dos Torres. 


 Durante unos días el paraje se convertía en lugar de encuentro de numerosos vecinos intrigados por sus llamativos abalorios y vestimentas, las actividades cargadas de misterio que se les atribuían, además de por la legendaria belleza y descaro de sus mujeres.


Acomodados carros y tiendas iniciaban el recorrido urbano y cualquier calle o plaza de la villa les servía para formar corro con la gente curiosa y ociosa y con una multitud de chiquillos, obligando a osos y monos a bailar y a hacer piruetas, acompañando la fiesta con golpes de pandero y monótonos cantos. Concluido el espectáculo ponían las panderetas en las garras del famélico animal que se aproximaba al público para que les echase en ellas unas monedas, consiguiendo con ello la huída despavorida de los asistentes las más de las veces.


Pero en ocasiones la fiesta prevista terminaba en drama. Pese a la habilidad de los domadores, de tarde en tarde se producían episodios sangrientos ante la imposibilidad de controlar los naturales instintos de la fiera acosada.



 Las fuentes documentales recogen diversos incidentes de este tipo. Hoy traemos a colación uno de ellos, acaecido en Pozoblanco a finales de noviembre de 1882, incidente que tuvo amplio eco en la prensa local y provincial. Esto contaba el Eco de los Pedroches -periódico pozoalbense dirigido por don Julio Pellitero y Campanero- sobre el suceso:


 “Un accidente desgraciado ha movido a compasión y excitado a la vez grandemente la curiosidad de este numeroso vecindario.
 Hace días recorren las calles de esta localidad dos exhibidores de fieras domesticadas, naturales de la Bosnia (Turquía), a los que acompañan sus respectivas mujeres e hijos, teniendo su albergue extramuros de la población en improvisadas tiendas.
El martes último y después de haber rendido no escaso tributo al dios Baco, a cuyo culto se consagran con frecuencia, se produjo en tales viviendas una calurosa disputa entre los dos profesores de tan dóciles discípulos, de la que resultó lesionado uno de los doctos combatientes con una leve herida, y como manifestase a su contrario que se disponía a dar conocimiento del hecho a la autoridad, regresó a la población dejando entre tanto el cuidado de los escolares a su mujer y un niño de unos once años.
Su valeroso compadre, que aunque desconoce las leyes de nuestro país no tiene pelo de tonto, comprendió la gravedad del asunto y dando punto a sus alumnos recogió todo el menaje de casa y escuela, tomando las de Villadiego con su familia y dejando tan solo en poder de su vecino el solar que antes poseía.
La mujer del lesionado que esto vio, corre en busca de su marido para noticiarle la partida, olvidando que los domesticados quedaban solo al cuidado del niño, el que sin duda como notase movimientos bruscos en el oso, motivados por la marcha de su antiguo condiscípulo, hubo de castigarlo, en cuyo acto el fiero animal le alcanzó con sus garras, cebándose después en la víctima, hasta el punto de producirle ocho heridas profundas en las extremidades inferiores, distribuidas con desigualdad, y una en la cabeza con pérdida de la piel en una extensión de ocho centímetros, en las que hubo necesidad de aplicar puntos de sutura hasta en número de siete en algunas de ellas, sobreviniendo la muerte a las treinta y seis horas, como consecuencia de la hemorragia que aquellas produjeron. 


Lamentamos doblemente esta desgracia que pudo tal vez evitarse si los padres de la víctima se hubieran apresurado a dar parte del suceso; pues nos consta que el Juzgado y facultativos no tuvieron conocimiento del hecho hasta las nueve de la mañana del siguiente día, en que fue convenientemente trasladado al hospital de esta villa, habiendo pasado toda la noche en expresada tienda sin prestársele auxilio alguno.
El fugitivo compañero fue alcanzado en las inmediaciones de Torrecampo por una pareja de la guardia municipal diurna de esta villa, y puesto a disposición del señor Juez de Instrucción, por quien se ha prevenido el oportuno sumario.
Llama notablemente la atención la manera rara con que los padres del finado expresan su dolor desde el instante en que tuvieron noticia de su muerte; con grandes lamentaciones recorren las calles entonando a dúo en su propio lenguaje, cánticos y preces al Señor, pues que profesan la religión católica; y si no temiéramos lastimar el justo dolor de esos desgraciados, diríamos que el monótono sonsonete que producen y sus grotescos ayes parecen imitación del aullido de las fieras con quienes hacen vida familiar, asemejándose sus cantos a nuestras populares seguidillas.
Por último, habiéndose puesto en libertad al protagonista de este melodrama, reunióse nuevamente a su afligido compañero celebrando ante un numeroso público una función de desagravios, que ha consistido en arrancar al imitador del asesino del rey godo Favila, los dientes y colmillos y algunas de sus desgarradoras uñas.”
Hemos indagado en el Registro Civil de Pozoblanco con la esperanza de añadir nuevos datos que proporcionen mayor detalle sobre lo sucedido. Y hemos encontrado el acta de defunción del infortunado joven que lleva el número 256 de inscripción y está redactada a partir del folio 204. Dice así:
“Siendo las dos de la tarde del 22 de noviembre de 1882 ante el Juez Municipal suplente compareció Juan Agustín López Villarejo y exhibió una comunicación del señor Juez de Primera Instancia del Partido que decía literalmente lo siguiente:
En las diligencias que instruyo por muerte del joven de once años, natural de Bosnia, en Turquía, llamado Pedrovich, hijo de Bano Pedrovich de igual naturaleza, sin domicilio fijo, y de María, de profesión la de exhibir fieras, cuya muerte ha sido producida, según declaración de autopsia, por anemia procedente de hemorragia consecutiva a las heridas que en la tarde del veinte y uno le causó un oso, habiendo fallecido en la madrugada de este día, y en su virtud he acordado librar a U. el presente para que previa inscripción en el Registro Civil autorice su enterramiento en donde corresponda del cementerio de esta villa, cuidando de que se verifique diligencia de trance y de remitir el oportuno certificado a la vez que lo haga del presente mandamiento. Dios guarde a U. muchos años. Pozoblanco veinte y tres de noviembre de mil ochocientos ochenta y dos. Antonio Martínez. Hay un sello que dice Juzgado de Primera Instancia de Pozoblanco. Sr. Juez Municipal de esta villa.
En vista de la precedente comunicación, y de la certificación facultativa presentada obrante en este Registro Civil, legajo treinta y ocho, de la sección tercera, número setenta y dos, el Señor Juez dispuso se extendiese la presente acta de inscripción, consignándose en ella cuantas noticias se han podido adquirir y las circunstancias siguientes:
Que el finado era hijo legítimo del referido Bano Pedrovich y de María Asloyanlis, naturales todos de Bosnia, provincia de Bañaluca, en Turquía, de ejercicio exhibir fieras. Que falleció a las dos de la madrugada de hoy en el hospital de esta villa, a consecuencia de anemia hemorrágica consecutiva a las heridas que en la tarde del día veinte y uno del corriente le causó un oso.
Y que a su cadáver habrá de darse sepultura en el único cementerio de esta población, situado al extremo occidente de la misma.
Fueron testigos Luis Campos González y Francisco Muñoz Calero, mayores de edad, de estado casados, de ejercicio artesanos, naturales y vecinos de esta villa.
Leída íntegramente esta acta e invitadas a las personas que deben sobrevivirla a que la leyeran por sí mismas si así lo deseaban, se estampó en ella el sello del Juzgado Municipal, y la firmaron el señor Juez y los testigos, conmigo el Secretario, de que certifico.
Entre líneas. Hijo de Barno Pedrovich. Vale.
Rúbricas de Bartolomé Cabrera, Francisco Muñoz, Luis Campos y Pedro Rufo Moreno.”