miércoles, 15 de noviembre de 2017
miércoles, 18 de octubre de 2017
jueves, 28 de septiembre de 2017
PLANTAS, PATIOS Y BALCONES
Recuerdo cuando era un niño
que casi todo el mundo vivía en casas,
muchas de ellas con su patio, huerto y
pozo, pues el agua corriente para todos no llegó hasta el año 1974. Profundizando
en estos recuerdos, me viene a la memoria con cierta añoranza el patio que
poseía la casa de mi madrina. Este era
un patio que tenía un arriate dispuesto a lo largo de una pared o fachada,
donde crecían por todo él, y de manera exuberante, unas celestinas cargadas
generosamente con sus característicos ramilletes de flores azules. Era una
delicia contemplarlas. También recuerdo que tenía algunas macetas, pero sobre
todo me acuerdo de una gran lila
plantada en el suelo y situada al lado del brocal del pozo, ésta tenía un porte
arbóreo (no recuerdo haber visto otra semejante) la cual, por primavera, se
ponía cuajada de flores lilas que exhalaban un agradable aroma, muchas veces
les cortábamos algunas flores para hacer ramos y ponerlos en jarrones.
Al igual que en el patio de
mi madrina, en cada casa, por regla general,
cada vecino le daba a su patio
ese toque o esa personalidad propia que encierra esa intrínseca relación
entre plantas y patios, y lo mejor de todo esto, a mi parecer, y que
quiero subrayar “es que todo se
conseguía a base de intercambiar con vecinos, amigos o familiares: esquejes,
semillas, bulbos, rizomas…”
La rápida trasformación arquitectónica que ha
sufrido Pozoblanco en las últimas
décadas ha sido la causa de que muchos de estos patios, con sus elementos
vegetales, hayan desaparecido o hayan sido remodelados.
La cosa ha cambiado, y muchas familias vivimos
ya en bloques de pisos donde no disponemos ni disfrutamos de esos patios
particulares que actuaban como reguladores del clima, o proporcionaban un
microclima que generaban unas condiciones óptimas para el cultivo de
esas plantas.
Hasta no hace muchos años, y
ya con la nueva trasformación de “vivir en vertical”, se podía comprobar cómo en la mayoría de
balcones o ventanas de Pozoblanco escaseaba ese material vegetal, viendo
incluso calles donde vislumbrar
algún brote verde resultaba casi
imposible. A veces he sentido una envidia sana al ver cómo en otros lugares de
nuestra geografía esto no era así.
Por el contrario, actualmente, voy comprobando
con cierta satisfacción cómo cada día que pasa son más los vecinos que gustan
de tener una ventana o un balcón bien compuesto y estructurado, con esas
plantas que tantos beneficios nos pueden reportar, ya no solo a nivel
individual sino también colectivo. Creo que el evidente aumento de esta
tendencia probablemente sea consecuencia
de las comodidades y facilidades que nos ofrece el mundo del mercado. Hoy en
día disponemos de viveros, floristerías, supermercados, etc., donde podemos
conseguir un sinfín de diferentes especies de plantas, abonos, las
tierras o compost para
sembrar, jardineras y macetas con todos los colores y formas habidos y por
haber, semillas, etc. Incluso la información que nos proporcionan las redes
sociales y en general el mundo de Internet, con páginas especializadas muy
interesantes, también juega un importante papel.
Todas estas facilidades que hoy tenemos a
nuestro alcance, nos invitan y animan a poder aficionarnos y practicar esta
sana y creativa actividad. Y aunque en muchos casos no se disponga de un patio, no deja de ser un bonito reto el conseguir que estos pequeños espacios parezcan auténticos oasis, dándole un toque
más atractivo y saludable a muchos de nuestros hogares y calles.
Francisco López García
Técnico en Jardinería y Floristería
martes, 2 de mayo de 2017
Ermita de San Gregorio. Historia.
Este próximo fin de semana los pozoalbenses celebraremos las
fiestas en honor de San Gregorio Nacianceno cuya ermita nos contempla desde
hace siglos en su privilegiado emplazamiento junto a la salida natural hacia
las vecinas localidades de Añora y Dos Torres. Será un momento propicio para
disfrutar de las obras de remodelación de la glorieta recientemente finalizadas
al igual que sucedió con el propio templo hace unos cuantos años.
Como tantas otras arquitecturas que forman parte de nuestro
patrimonio histórico-artístico, se trata de un edificio que está a la vista de
todos pero que muy pocos conocen realmente. Por ello es frecuente encontrarse
en diversos medios con apreciaciones e interpretaciones ambiguas o poco
atinadas sobre aspectos tan variados, y tan esenciales, como los concernientes
a su datación y autoría. No es una cuestión que deba preocupar especialmente,
salvo a los muy interesados, pero creo que es imprescindible aclarar y precisar
algunos pormenores para evitar que entidades o personas desinformadas puedan
lanzarse a la toma de iniciativas y celebración de efemérides que no se
corresponden con la realidad y, a la postre, hasta terminen por resultar embarazosas.
Y es algo que puede suceder pese a la indudable buena voluntad, el cariño y la
sana intención que ponen en ello los protagonistas que las alientan.
La construcción de la ermita de San Gregorio fue planteada
en 1603. Las obras comenzaron al año siguiente y continuaron muy lentamente y
con numerosos problemas durante tres décadas, incluido el derrumbe de una de
las arcadas en 1629 y su posterior sustitución. En 1609 ya estaba el edificio
en alberca –cimentación e inicio de la construcción de los muros del perímetro-
pero ese año hubo que cambiar de maestros canteros y durante las dos décadas
siguientes multitud de fuentes -inclusive
las procedentes de actas municipales- certifican que las obras no avanzaban e
incluso se deterioraba y desmoronaba lo hasta entonces levantado (algunas de
estas fuentes, pertenecientes a 1621 y 1625, fueron trascritas por García
Herruzo y Carpio Dueñas).
A finales de 1629 la obra cobra nuevo impulso, realizándose
los convenios y contratos para asegurar y levantar algunas de las arcadas
pendientes o dañadas y para proceder a cubrir el edificio con la madera
necesaria para la techumbre, obra que continua en 1630. Y en ese mismo año se
comienza a solar la ermita con ladrillos. En 1632 y 1634 se instalan las
lámparas de bronce. Y poco después se levanta la celda para que la habite el
futuro santero a designar. Todavía en los primeros años de la década de 1640 se
está amueblando el edificio. Y en 1645,
por primera vez y de modo inusual, los representantes de las Siete Villas
celebraron reunión en la flamante y posiblemente recién inaugurada ermita.
En cuanto a la imagen del santo, ya existía una desde el siglo
XVI en la iglesia de Santa Catalina, imagen ubicada en el altar dedicado a la
Virgen del Carmen en la parroquial, ocupando una jerarquía secundaria. Una vez
decididos los pozoalbenses a erigirle una nueva ermita, en la iglesia
parroquial tuvo el santo que esperar pacientemente a que finalizaran las
complicadas e interminables obras de edificación de su propia casa. Esta imagen
primitiva fue sustituida a principios del siglo XX debido a su deteriorado
estado de conservación. La nueva imagen apenas sobrevivió tres décadas pues fue
destruida con motivo de la última guerra civil. La actual fue adquirida tras
finalizar la citada contienda.
Los promotores, autores y contratos de las obras así como
los donantes y cuantías de las limosnas y otros muchos pormenores de la
evolución histórica de esta ermita están recogidos en el estudio detallado que
realicé para la cofradía de San Gregorio en 2009 y fue publicado en un número
especial de su revista, estudio al que pueden acceder AQUÍ
Celebremos pues estas entrañables fiestas dedicadas a San
Gregorio, la denominada feria chica
de Pozoblanco, con el deseo de que futuras generaciones puedan disfrutar de un
edificio que tuvo sus orígenes constructivos en 1604 y no fue concluido e
inaugurado hasta aproximadamente cuarenta años después.
José Luis González Peralbo
miércoles, 5 de abril de 2017
CONFIGURACIÓN DE LA SEMANA SANTA EN POZOBLANCO
Siguiendo a Juan Aranda Doncel podemos inferir que el nacimiento de la Semana Santa local está vinculado a la Cofradía de la Vera Cruz, cuya fecha de constitución en la parroquia de Santa Catalina desconocemos. No obstante, muy probablemente se llevaría cabo en las décadas centrales de la centuria del quinientos, esto es en pleno siglo XVI, durante la etapa del gobierno del Obispo Leopoldo de Austria, al igual que se constituyeron la mayoría de hermandades de este título en el ámbito diocesano.
Las visitas generales (AGOC.Pozoblanco.1611) documentan la existencia de la hermandad penitencial con anterioridad al verano de 1579.
Las contribuciones de los hermanos constituyen la principal fuente de recursos de la Cofradía de la Vera Cruz. En el momento de ser admitidos pagan una cuota de entrada y una pecha fija, las rentas sobre los bienes patrimoniales representan una exigua cantidad en sus ingresos.
Una parte importante de
los recursos de la cofradía se destina a sufragar los gastos de la estación de
penitencia en Semana Santa y a otros actos de culto que se celebran a lo largo
del año.
El principal acto que
realiza la Cofradía de la Vera Cruz de Pozoblanco es la estación de penitencia
del Jueves Santo, que sale de la parroquia de Santa Catalina y recorre las
principales calles de la villa. El cortejo procesional está integrado por los hermanos de luz con cirios encendidos
que se intercalan con los hermanos de
sangre o disciplinantes. También forman parte de la comitiva el estandarte,
las imágenes y el acompañamiento del clero secular.
A través de cartas
dotales conocemos que el hábito penitencial de los cofrades de la Vera Cruz es
una túnica y capillo de color blanco. La utilización de capillo en vez de capirote
viene confirmada por diversos inventarios de bienes conservados.
La imagen titular de
la hermandad de la vera cruz de Pozoblanco es un Crucificado que se venera bajo
la advocación popular de Crucifijo,
tal y como lo prueban las cuentas dadas al Visitador General enviado por el Obispo
en 1611. Esta talla recibe culto en uno de los altares de la parroquia de Santa
Catalina.
La Semana Santa
pozoalbense, a lo largo de la segunda
mitad del siglo XVI gira en torno a la Cofradía de la Vera Cruz, la única
penitencial existente en la villa. Los oficios del Jueves y Viernes Santo
revisten bastante solemnidad en el templo mayor de Santa Catalina, donde se
levante un artístico monumento.
Los lienzos con
motivos de la Pasión que se muestran en los actos durante este tiempo “y que están en la iglesia en quadros”, fueron pintados por el dorador Juan de Molina,
artista residente en Almodóvar del Campo.
Con la fundación de
la cofradía de Jesús Nazareno en la primera década de la centuria del
seiscientos, la Semana Santa local se configura de forma definitiva. Los ejes
vertebradores son la Hermandad de la Vera Cruz y la susodicha corporación
nazarena que realizan sendas estaciones de penitencia en la noche del Jueves y
en la mañana de Viernes Santo respectivamente.
El esquema quedaría
completo con la cofradía de la Soledad de Nuestra Señora, que se encargaría de
sacar la procesión del Viernes Santo por la noche, participando de esta manera
en las representaciones pasionistas. Aunque la expresada Hermandad no llega a instituirse
en la villa hasta el año 1929, sí que está documentada en el último tercio del
siglo XVII la imagen de una virgen de la
Soledad que se venera en una capilla de la entonces única parroquia.
Las hermandades
erigidas en honor del Nazareno introducen aspectos originales y novedosos,
quizás el más llamativo sea la aportación de una penitencia distinta a la que
se venían practicando, durante el recorrido procesional en la madrugada del
Viernes Santo, pues los penitentes irán descalzos con pesadas cruces de madera
sobre los hombros a imitación de Cristo camino del Calvario.
Las hermandades de Jesús
Nazareno, al fundarse con posterioridad al año 1563 asumen las directrices del
Concilio de Trento y pueden considerarse hermandades propias de la contrarreforma.
A lo largo del siglo XVII
y primera mitad de la centuria siguiente la procesión del Viernes Santo de las cofradías
de Jesús Nazareno se impregna de la exuberante estética del barroco, llegando a
deslumbrar a las personas convocadas para
este espectáculo religioso que tiene al mismo tiempo una firme finalidad
catequética.
La fastuosidad se
logra mediante la introducción de unos elementos que rompen la sobriedad que
hasta el momento han ofrecido las estaciones de penitencia en las últimas
décadas del quinientos. Es ahora cuando se incorporan a las procesiones los
trompeteros y también los tambores que abren los cortejos, Esta innovaciones
son acogidas con agrado por los devotos, a pesar de las reticencias que oponen
los sectores más conservadores, y se
termina acentuando la espectacularidad de las estaciones de penitencia con la
anexión de soldados romanos o sayones a la comitiva e intervienen en las escenificaciones
pasionistas integrantes en el llamado Sermón del Paso.
La estructura del
Sermón del Paso presenta un esquema muy parecido en las distintas localidades
cordobesas normalmente se inicia con la escenificación de la expulsión del
paraíso terrenal de Adán y Eva al cometer el
pecado original, le sigue el sacrificio de Isaac y a continuación
distintas secuencias de la Pasión.
Las representaciones
del Antiguo y Nuevo Testamento corren a cargo de personajes caracterizados con
vestidos y rostrillos de cartón, también intervienen las imágenes de Jesús
Nazareno, Dolorosa, San Juan, Santa María
Magdalena y la Verónica.
Una parte esencial
del Sermón del Paso es el recitado en forma de pregón de la Sentencia de
Pilato, la del Padre Eterno y la de la Confortación del Ángel. La primera,
conocida con el nombre de sentencia mala,
se contrapone a la buena, es decir, la que pronuncia el Padre Eterno, que
contiene como mensaje esencial el sentido de la pasión y muerte de Cristo:
liberar al género humano del pecado.
La estación de penitencia
de la cofradía de Jesús Nazareno de Pozoblanco
experimenta asimismo durante el siglo XVII y primera mitad de la centuria del
setecientos un proceso de barroquización,
aunque en menor intensidad que en las localidades cordobesas situadas al sur de
la línea fluvial del Guadalquivir.
Los rasgos de la imagen
de Jesús Nazareno procesionada en nuestro pueblo se inscriben en la estética
barroca que se acentúa con la corona de espinas y tres potencias de plata.
Una cuadrilla compuesta
por una docena de hermanos es la encargada de portar a hombros, en unas andas
de madera doradas, a Jesús Nazareno a lo largo del recorrido de la estación de
penitencia.
La procesión
pozoalbense de los nazarenos en la mañana del Viernes Santo lleva desde su origen
una Dolorosa que cierra el cortejo. Aunque las fuentes documentales son
bastante parcas, creemos que sería la Virgen de la Soledad, venerada como ya
hemos dicho, en uno de los altares del templo parroquial de Santa Catalina en
la centuria del seiscientos.
A partir del segundo
cuarto del siglo XVII se incorporan dos nuevos pasos que refrendad el proceso
de barroquización que experimenta la
estación de penitencia: San Juan y la Verónica, introducción que hay que
relacionarla con las representaciones de la pasión que se introducen en
distintos puntos de recorrido procesional
Las fuentes del
archivo histórico de la hermandad pozoalbense de Jesús Nazareno aportan una
cumplida información acerca de las insignias y atributos que forman parte del cortejo
procesional, destacando de entre ellas una cruz guiona, el estandarte de Jesús
y el estandarte de la Sentencia
En la mayoría de las
localidades cordobesas el Sermón del Paso se desarrolla de manera seguida en
una plaza o espacio abierto y céntrico,
a la salida o a la mitad del recorrido de la procesión.
Sin embargo, en
Pozoblanco al igual que en Montilla y en otras localidades, las
representaciones se distribuyen en distintos puntos del itinerario procesional.
Moreno Valero en su
libro Semana Santa de Pozoblanco, nos indica los lugares en los que se representan
las secuencias de la Pasión. Los sayones armados escenifican el Prendimiento en
el Pozo de Ánimas y en la Plaza se levanta un tablado, donde se lleva a cabo el
Lavatorio y posterior Sentencia de Poncio Pilato. Las Niñas de Jerusalén (a las
que hacen alusión las reglas de 1679 y representan a las mujeres que se acercan
a consolar al Redentor en el camino de la Amargura), se acercan y arrodillan
ante Jesús Nazareno en la calle Real y el encuentro con la Verónica se produce
en la plazuela del Cano. En las afueras del casco urbano se escenifica el pasaje del aviso de San Juan a la Virgen y el encuentro de ambas imágenes con el
titular. Por ultimo al llegar la procesión al Molino de Viento los sayones se
sorteaban la túnica de Jesús.
En el inventario de
la cofradía de 1741 se registra “una
túnica de color musgo que es la que sortean los Sayones”
El grueso del cortejo
procesional lo forman los penitentes que visten túnica y capillo de lienzo
morado, llevando sobre sus hombros una cruz de pino. Forman también parte del
cortejo los hermanos de luz que suelen ir delante de los pasos alumbrándolos
con cera, los hermanos encargados de regir la procesión con sus báculos y los
demandantes, que van recogiendo en bacinetas los óbolos que depositan los
vecinos a lo largo del recorrido. Por último, y detrás de los pasos, la cruz y
clero parroquial.
El racionalismo de la
Ilustración desencadena un enfrentamiento con las manifestaciones de
religiosidad popular de corte barroco, que gozan de un fuerte arraigo en la
población. Así los actos de Semana Santa sufren mutaciones acusadas como
consecuencia de las medidas adoptadas por los prelados de la diócesis cordobesa,
que pretenden suprimir formas tradicionales consideradas irreverentes y contrarias a un fervor autentico.
La cofradía de Jesús
Nazareno pozoalbense, a pesar de las continuas prohibiciones de signo ilustrado
promulgadas por los prelados, mantiene durante el siglo XVIII una fuerte
impregnación barroca, si bien los edictos episcopales quedan sin efecto, debido
al rechazo de los miembros de la corporación nazarena y la complicidad tacita del clero local.
El resto, y a partir
de los comienzos del siglo XIX con la publicación del reglamento del obispo
Pedro Antonio Trevilla, hasta los altibajos de la primera mitad del siglo XX y posterior
resurgimiento, es historia reciente.
jueves, 16 de marzo de 2017
lunes, 13 de febrero de 2017
PIEDRA Y CAL EN EL CAMINO MOZÁRABE DE LOS PEDROCHES A SANTIAGO
El
pasado jueves día 9 de febrero, pudimos escuchar a D. Isidro Rodríguez
Rodríguez, Presidente de la Asociación “Amigos del Camino de Santiago-Camino
Mozárabe” en Córdoba, en la conferencia
titulada el camino mozárabe a Santiago desde Andalucía. Origen y
actualidad.
El
sábado siguiente como actividad complementaria de la conferencia, con la
asistencia de un nutrido número de participantes se recorrió el trayecto del Camino
Mozárabe en Córdoba que va desde Villanueva del Duque hasta Fuente la Lancha.
Los
participantes pudieron sellar sus credenciales de peregrinos en los puntos de información al peregrino
instalados en las citadas poblaciones.
Para
acabar el día visitamos el alberge de peregrinos de Hinojosa del Duque y su
Museo Etnológico, visita muy recomendada, ya que cuenta con una gran cantidad
de objetos expuestos y amplia documentación
sobre los mismos.
martes, 7 de febrero de 2017
jueves, 19 de enero de 2017
LA CASA TRADICIONAL LOS PEDROCHES
Tiene una planta rectangular, y un
amplio pasillo central a cuyos lados se sitúan las habitaciones. A cada par de
habitaciones emplazadas frontalmente a ambos lados del pasillo se les da el
nombre de “cuerpos”.
Así, las casas más frecuentes y
tradicionales suelen contar normalmente con tres cuerpos aunque existen, desde
luego, casas con mayor y menor número de estos cuerpos.
En las casas de construcción
antigua, la distribución es muy sencilla y se articula en torno al pasillo central.
A cada uno de sus lados se colocan las habitaciones, pero en la estancia
central del lado derecho se instala una amplia cocina con una enorme chimenea
de campana, aunque donde se solía cocinar, curiosamente, era en la cocinilla,
dependencia situada por lo general en el patio y detrás de la cual se hallaba
el corral con el retrete, el gallinero y la cuadra.
Sobre la planta baja se alza la
cámara, de escasa altura, sostenida por cuatro gruesos pilares interiores y
dividida su planta en trojes. Se utilizaba indistintamente como despensa o almacén de cereales. Se
accedía a la misma por una escalera interna, situada generalmente sobre la
última habitación del lado izquierdo de la planta baja según se entra en la casa.
En la fachada exterior, completamente
encalada, se sitúa la portada, formada por cuatro grandes bloques de piedra de
granito, correspondientes al dintel, las dos jambas laterales y el batiente de
aguas, que por aquí se le dice “el batior”.
A cada lado de la portada se dispone
una ventana y en la parte superior, correspondiente a la cámara, se hallan
generalmente otras tres ventanas de tamaño reducido, o una sola en casas más
pequeñas o de menor altura.
En las casas más antiguas, el
pasillo constituye una especie de vereda central, empedrada, para facilitar el
paso de animales de labranza, y se bordea el mismo con bandas laterales de
toscas baldosas.
El tejado está construido con vigas
de encina y con un entramado de espesos palotes, de madroño o caña, llamados tiguillos, sobre los que se
colocaban capas de jara y barro y
finalmente las tejas de tipo árabe.
A partir del siglo XIX, la
separación entre la planta baja y la cámara se realiza empleando bóvedas de
cuatro aristas, en el pasillo y en todas las habitaciones.
Desde los años sesenta del siglo XX,
la vivienda tradicional está experimentando una profunda transformación y
renovación, cambiando su antigua función eminentemente agrícola, modificando su
disposición para hacerla más utilitaria, mejorando sus condiciones higiénicas y
su comodidad interior.
De
un trabajo de Juan Castro García
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