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miércoles, 18 de octubre de 2017
jueves, 28 de septiembre de 2017
PLANTAS, PATIOS Y BALCONES
Recuerdo cuando era un niño
que casi todo el mundo vivía en casas,
muchas de ellas con su patio, huerto y
pozo, pues el agua corriente para todos no llegó hasta el año 1974. Profundizando
en estos recuerdos, me viene a la memoria con cierta añoranza el patio que
poseía la casa de mi madrina. Este era
un patio que tenía un arriate dispuesto a lo largo de una pared o fachada,
donde crecían por todo él, y de manera exuberante, unas celestinas cargadas
generosamente con sus característicos ramilletes de flores azules. Era una
delicia contemplarlas. También recuerdo que tenía algunas macetas, pero sobre
todo me acuerdo de una gran lila
plantada en el suelo y situada al lado del brocal del pozo, ésta tenía un porte
arbóreo (no recuerdo haber visto otra semejante) la cual, por primavera, se
ponía cuajada de flores lilas que exhalaban un agradable aroma, muchas veces
les cortábamos algunas flores para hacer ramos y ponerlos en jarrones.
Al igual que en el patio de
mi madrina, en cada casa, por regla general,
cada vecino le daba a su patio
ese toque o esa personalidad propia que encierra esa intrínseca relación
entre plantas y patios, y lo mejor de todo esto, a mi parecer, y que
quiero subrayar “es que todo se
conseguía a base de intercambiar con vecinos, amigos o familiares: esquejes,
semillas, bulbos, rizomas…”
La rápida trasformación arquitectónica que ha
sufrido Pozoblanco en las últimas
décadas ha sido la causa de que muchos de estos patios, con sus elementos
vegetales, hayan desaparecido o hayan sido remodelados.
La cosa ha cambiado, y muchas familias vivimos
ya en bloques de pisos donde no disponemos ni disfrutamos de esos patios
particulares que actuaban como reguladores del clima, o proporcionaban un
microclima que generaban unas condiciones óptimas para el cultivo de
esas plantas.
Hasta no hace muchos años, y
ya con la nueva trasformación de “vivir en vertical”, se podía comprobar cómo en la mayoría de
balcones o ventanas de Pozoblanco escaseaba ese material vegetal, viendo
incluso calles donde vislumbrar
algún brote verde resultaba casi
imposible. A veces he sentido una envidia sana al ver cómo en otros lugares de
nuestra geografía esto no era así.
Por el contrario, actualmente, voy comprobando
con cierta satisfacción cómo cada día que pasa son más los vecinos que gustan
de tener una ventana o un balcón bien compuesto y estructurado, con esas
plantas que tantos beneficios nos pueden reportar, ya no solo a nivel
individual sino también colectivo. Creo que el evidente aumento de esta
tendencia probablemente sea consecuencia
de las comodidades y facilidades que nos ofrece el mundo del mercado. Hoy en
día disponemos de viveros, floristerías, supermercados, etc., donde podemos
conseguir un sinfín de diferentes especies de plantas, abonos, las
tierras o compost para
sembrar, jardineras y macetas con todos los colores y formas habidos y por
haber, semillas, etc. Incluso la información que nos proporcionan las redes
sociales y en general el mundo de Internet, con páginas especializadas muy
interesantes, también juega un importante papel.
Todas estas facilidades que hoy tenemos a
nuestro alcance, nos invitan y animan a poder aficionarnos y practicar esta
sana y creativa actividad. Y aunque en muchos casos no se disponga de un patio, no deja de ser un bonito reto el conseguir que estos pequeños espacios parezcan auténticos oasis, dándole un toque
más atractivo y saludable a muchos de nuestros hogares y calles.
Francisco López García
Técnico en Jardinería y Floristería
martes, 2 de mayo de 2017
Ermita de San Gregorio. Historia.
Este próximo fin de semana los pozoalbenses celebraremos las
fiestas en honor de San Gregorio Nacianceno cuya ermita nos contempla desde
hace siglos en su privilegiado emplazamiento junto a la salida natural hacia
las vecinas localidades de Añora y Dos Torres. Será un momento propicio para
disfrutar de las obras de remodelación de la glorieta recientemente finalizadas
al igual que sucedió con el propio templo hace unos cuantos años.
Como tantas otras arquitecturas que forman parte de nuestro
patrimonio histórico-artístico, se trata de un edificio que está a la vista de
todos pero que muy pocos conocen realmente. Por ello es frecuente encontrarse
en diversos medios con apreciaciones e interpretaciones ambiguas o poco
atinadas sobre aspectos tan variados, y tan esenciales, como los concernientes
a su datación y autoría. No es una cuestión que deba preocupar especialmente,
salvo a los muy interesados, pero creo que es imprescindible aclarar y precisar
algunos pormenores para evitar que entidades o personas desinformadas puedan
lanzarse a la toma de iniciativas y celebración de efemérides que no se
corresponden con la realidad y, a la postre, hasta terminen por resultar embarazosas.
Y es algo que puede suceder pese a la indudable buena voluntad, el cariño y la
sana intención que ponen en ello los protagonistas que las alientan.
La construcción de la ermita de San Gregorio fue planteada
en 1603. Las obras comenzaron al año siguiente y continuaron muy lentamente y
con numerosos problemas durante tres décadas, incluido el derrumbe de una de
las arcadas en 1629 y su posterior sustitución. En 1609 ya estaba el edificio
en alberca –cimentación e inicio de la construcción de los muros del perímetro-
pero ese año hubo que cambiar de maestros canteros y durante las dos décadas
siguientes multitud de fuentes -inclusive
las procedentes de actas municipales- certifican que las obras no avanzaban e
incluso se deterioraba y desmoronaba lo hasta entonces levantado (algunas de
estas fuentes, pertenecientes a 1621 y 1625, fueron trascritas por García
Herruzo y Carpio Dueñas).
A finales de 1629 la obra cobra nuevo impulso, realizándose
los convenios y contratos para asegurar y levantar algunas de las arcadas
pendientes o dañadas y para proceder a cubrir el edificio con la madera
necesaria para la techumbre, obra que continua en 1630. Y en ese mismo año se
comienza a solar la ermita con ladrillos. En 1632 y 1634 se instalan las
lámparas de bronce. Y poco después se levanta la celda para que la habite el
futuro santero a designar. Todavía en los primeros años de la década de 1640 se
está amueblando el edificio. Y en 1645,
por primera vez y de modo inusual, los representantes de las Siete Villas
celebraron reunión en la flamante y posiblemente recién inaugurada ermita.
En cuanto a la imagen del santo, ya existía una desde el siglo
XVI en la iglesia de Santa Catalina, imagen ubicada en el altar dedicado a la
Virgen del Carmen en la parroquial, ocupando una jerarquía secundaria. Una vez
decididos los pozoalbenses a erigirle una nueva ermita, en la iglesia
parroquial tuvo el santo que esperar pacientemente a que finalizaran las
complicadas e interminables obras de edificación de su propia casa. Esta imagen
primitiva fue sustituida a principios del siglo XX debido a su deteriorado
estado de conservación. La nueva imagen apenas sobrevivió tres décadas pues fue
destruida con motivo de la última guerra civil. La actual fue adquirida tras
finalizar la citada contienda.
Los promotores, autores y contratos de las obras así como
los donantes y cuantías de las limosnas y otros muchos pormenores de la
evolución histórica de esta ermita están recogidos en el estudio detallado que
realicé para la cofradía de San Gregorio en 2009 y fue publicado en un número
especial de su revista, estudio al que pueden acceder AQUÍ
Celebremos pues estas entrañables fiestas dedicadas a San
Gregorio, la denominada feria chica
de Pozoblanco, con el deseo de que futuras generaciones puedan disfrutar de un
edificio que tuvo sus orígenes constructivos en 1604 y no fue concluido e
inaugurado hasta aproximadamente cuarenta años después.
José Luis González Peralbo
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