Estas
cruces tienen su origen, según opinión generalizada, en la proliferación en
nuestra comarca de las cofradías de la Vera Cruz, circunstancia que trajo
consigo el establecimiento en las calles de sus pueblos de recorridos de vía crucis
penitenciales y cuyas estaciones se señalaban,
precisamente, con estas cruces de granito, culminando en los llamados calvarios que se
acostumbraban a colocar en las afueras.
Otras,
simplemente se erigían para recordar sucesos ocurridos en algún punto concreto,
las más suelen señalar lugares donde ocurrieron accidentes mortales, pero
algunas no se ajustan a este cometido, como la cruz del Doctor o la del Credo,
colocada ésta última en el lugar en que
por última vez se divisan las casas de Pozoblanco, yendo por el antiguo camino
a Córdoba, hoy carretera de Villaharta, y donde los quintos que marchaban a
incorporarse al ejército se detenían para
rezar un Credo.
Desde
siempre estas cruces han gozado del fervor popular, existiendo variada documentación
que atestigua su existencia y procedencia, así, sabemos que la Cruz del Cerro
existía ya antes de 1600, y que la cruz colocada en el camino real a Pedroche
fue levantada en el año 1615. Y como anécdota podemos referir que el 28 de octubre de 1923, el Ayuntamiento
aprueba abonar 150 pesetas a Gonzalo de Torres por el traslado y colocación de
la cruz central del cementerio viejo al sitio conocido con el nombre de la Cruz
de Hierro, situado entre los caminos de Añora y Dos Torres.
Actualmente
quedan repartidas entre diferentes rincones de nuestro pueblo una gran cantidad
de estas cruces, repuestas en sus lugares de origen en el año 1940, ya que,
anteriormente, el Ayuntamiento reunido en sesión plenaria, en el año 1936 y a
petición de vecinos y regidores de la localidad, acordó: quitar las cruces y
santos que existen en diferentes sitios de la población. Para finales de este
año de 1940 ya habían sido repuestas nueve de ellas, realizadas por el maestro
cantero Antonio Cardador.
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