Pocas ocupaciones resultan tan
satisfactorias como una buena conversación. En el diálogo se crea un espacio
intermedio donde se suprime la diferencia entre lo tuyo y lo mío y aparece lo
nuestro. Y así como quien no quiere la cosa, se abre
una comprensión más profunda de las cosas y de la vida. Enriquecemos nuestra personalidad,
pues aprendemos algo que ignorábamos.
Por lo demás, una buena compañía intensifica notablemente
esta comunicación, pues nos hace participes de todo el conocimiento que
atesora, al revelarnos sucesos e historias cercanas que tal vez ignoramos.
Este pasado sábado, invitados por Joaquín Domínguez Guijo, compartimos
con los participantes en el proyecto RELAS un delicioso paseo por alguno de los
hitos que suponen las cruces de piedra de nuestro pueblo. Una docena de
personas afortunadas, pudimos disfrutar de las explicaciones que el profesor González Peralbo nos ofreció sobre
nuestras cruces, nuestros lugares, nuestras gentes y nuestras costumbres; en
definitiva: sobre nuestra particular historia.
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